Nada de cháchara.
La escritora Helena von Zweigbergk dudó cuando le pidieron escribir la autobiografía de la cantante de Roxette Marie Fredriksson. Pero ella aceptó cuando supo lo que quería Marie: «la verdad, nada de cháchara». Se convirtió en una historia sobre gran éxito y dura enfermedad. A cambio llegó una cálida amistad.
Como un verano. No, algo más, algo luminoso y floreado. Como un pasto de verano, dice Marie Fredriksson.
-algo entre rosa y gardenia, con un toque de fresa salvaje, cree Helena von Zweigbergk después de pensar bastante.
¿De qué hablan? Dejemos que la pregunta espere. Antes vienen muchas otras preguntas, ahora cuando proyecto común «Kärleken till livet»está acabado. El libro en que Marie Fredriksson explica sobre su viaje por la vida desde los éxitos de su carrera hasta los horrorosos años de su enfermedad; deja fluir su historia a través de la escucha y el respeto de la escritora Helena von Zweigbergk.
-¿Lo has leído? Debes ser el primero. Fantástico. Estoy tan contenta, dice alegre Marie Fredriksson poniendo las manos sobre el pecho. Como un gesto de agradecimiento a la vida. O a Dios. O Helena von Zweigbergk, que bastante pronto aumentó el papel de coescritora hasta ser como de la familia. Una amiga.
Quizá porque el comienzo fue tan difícil.
-Estar sentada allí junto a la mesa de la cocina y hablar sobre todo lo duro de mi vida, desde mi infancia hasta el cáncer… Lloré tanto… Fue tan duro, dice Marie Fredriksson lentamente, con pausas. Pero cuanto más tiempo llevábamos Helena y yo, más nos conocíamos la una a la otra, y más podía hablar yo. Sacar las palabras adecuadas. Y fue importante. Todo tiene que ser verdad. Nada de cháchara, como suelo decir yo. Deja huellas tan profundas, de cuando yo era pequeña.
Recientemente, vino ella al estudio donde Thron Ullberg hace sus fotos. Estaba radiante de energía en la puerta, como una llama. Fue uno de esos días, afirmó ella. Un buen día. Incluso ella ha anhelado la entrevista, lo cual no ha sido un hecho común a lo largo de su carrera. Al contrario, ella ha esquivado los periodistas. Ha preservado su integridad. También era la imagen que tenía Helena de Marie cuando surgió la pregunta de si quería escribir la autobiografía.
-Tenía dudas. Nos habíamos visto algunas veces, recuerdo lo difícil que era comunicarse con ella. Pero entonces nos reunimos, y allí había una Marie Fredriksson diferente. Abierta. Seria. Enseguida noté que este era un libro importante para ella. Y yo quería hacerlo!
Algunas similitudes eran evidentes. Las dos tienen más o menos la misma edad, las dos tienen dos hijos. Son personas sensibles.
-Me pude identificar con la manera de ser de Marie. Que a ella, en ciertas situaciones, se le hace difícil mantenerse. Llora en lugar de mantenerse fría, dice Helena, que ya la están maquillando en otra zona del estudio fotográfico. Le han puesto el esmalte en las uñas de los pies.
Un «libro de la memoria emocional» lo llaman. Ningún mapa estricto de la vida de Marie Fredriksson, o de la carrera de Roxette. Se incide más en los puntos de quiebra, los más cruciales. Así que podemos seguirla hasta la infancia en Östra Ljungby, en Skåne. Hasta la alegría y la música y unos queridos mamá y papá. Pero también a lo que ella no pudo hablar muchos años, ni siquiera con sus más cercanos. Como que su hermana mayor Anna-Lisa murió en un accidente de coche un helado día de diciembre de 1965, chocó con el camión de la leche cuando iba de camino a comprar su vestido de compromiso. Entonces Marie tenía siete años.
-Ella tenía 20 años, y hoy apenas la recuerdo. Pero recuerdo el dolor, como se rompió nuestra familia. Después de eso me ocupé de mi misma. Imagínate, sólo tenía siete años. Pero creo que allí nació el espíritu de lucha del que he sacado una gran ventaja, sobretodo cuando tuve el cáncer. Lo de nunca rendirme.
Espera, ella debe dar un sorbo al café, dar un bocado. Volviendo a mi pregunta de qué es lo que la ha hecho atreverse y querer abrirse. También en cuanto a las sombras de su vida. Mediar esperanza a los que lo pasan duro.
-Hay tanta gente que recibe la noticia sobre enfermedades duras. Quizá un diagnóstico de cáncer. Son ellos en los que pienso. Ahora empieza la gente a dar las gracias por hablar sobre cosas difíciles, pero ha costado mucho tiempo. Yo misma recuerdo como fue al principio. La gente estaba aterrorizada. Se alejaron, no se atrevían a contactar conmigo. Cuando después empecé a tomar cortisona, 32 pastillas al día, me hinché tanto que nadie me reconocía. Entonces fue aún peor…
Su lucha contra la enfermedad ya ha funcionado como luz guía y un ejemplo reconfortante. Cuando leo «Kärleken till livet», pienso en los paseos con mi propia cuñada, después de que haberle diagnosticado un tumor cerebral. Su lema era «piensa en Marie Fredriksson, ella se ha curado, así que yo también lo haré». Mi cuñada no se curó. Pero quizá, eso nadie lo sabe, hizo un sobre esfuerzo por conseguir un año extra. Cuando tuvo tiempo de disfrutar de ser abuela, seguir los primeros pasos de un niño pequeño. En el libro, el sincero «nada de cháchara», también hay una parte más de reportaje donde Helena sigue a Roxette en su gira por Australia. Consigue una mirada interna de la vida como estrella mundial. Se mantiene eufórica en el backstage cuando Marie sale al escenario a encontrarse con el mar de fans dando gritos de júbilo.
-Ella estuvo genial, yo estaba completamente eufórica. Cuando le pregunté si no estaba nerviosa, no entendió la pregunta. Nerviosa, ¿por qué? Ella ha hecho esto toda su vida adulta. Y a ella le encanta. Creo que el hecho de volver a trabajar junto a Per Gessle, regresar con Roxette, ha sido una parte muy importante para su rehabilitación. Como ella dice en algún punto del libro: en el escenario podía volver a ser Marie, no sólo un diagnóstico de cáncer.
Quizá debamos dejar apartada la parte de la enfermedad. No dividirlo en trozos dolorosos, como en el libro. Parece que una versión corta es suficiente, pero ante ello debemos calmémonos: fue el 11 de septiembre de 2002, el mismo día un año después del ataque terrorista en USA, que el mundo de Marie Fredriksson se derrumbó inesperadamente e irrevocablemente como las torres gemelas de Nueva York. Ella estaba de camino a Antwerpen para un trabajo de Roxette con Per Gessle. Había ido a correr con su marido Mikael Bolyos. Ella se adelantó. Llegó a casa. De repente se encontró mal. Se fue a descansar, fue al baño porque le vinieron náuseas. Allí se derrumbó. Tuvo una crisis epiléptica. Se dio tan fuerte contra el suelo que se hizo una fuerte herida en la cabeza. La llevaron en ambulancia al hospital. Pruebas y diagnóstico. Tumor cerebral. Es aquí donde empieza su viaje a la oscuridad. Tratamiento. Dolor. Preocupación. Tiene un marido al que ama, dos hijos pequeños. Las madres no pueden, no deben morir.
Vacilante, ella tira para adelante, a través de años de crisis y de revés. A través del infierno que se podía haber ahorrado; el artículo de Expressen de que su cáncer se había extendido, lo cual era mentira, mentira, mentira. El médico de Järna que le dijo que ella misma había provocado su enfermedad al haber fumado y bebido tanto. Ahora ella, mirando atrás, da su imagen. No, error. No parece que Marie esté en busca de venganza. Más bien para completar su pensamiento original; escribir un libro sobre la verdad.
-No se puede tratar a una persona como me trató a mi ese médico. Nunca lo perdonaré.
Y en medio de la turbulencia se encuentra ella misma. Mucha gente que haya pasado por una enfermedad dura, puede reconocer la sensación de haber ido a parar a una habitación fría y desnuda. Completamente sola. Los seres queridos pueden extender las manos, pero nadie llega del todo. La última consecuencia del diagnóstico no se puede compartir.
Y después… Un milagro. El tumor no volvió, se había calmado. El verano de 2006 Marie Fredriksson decidió que estaba curada. Ahora está sentada frente a mi, dice casi susurrando:
-Mucha gente no creía que saldría de esta. También los médicos. Pero yo sabía en mi interior que que me iba a curar. También esos años cuando no podía hablar, quedé completamente aislada. Recuerdo cuando nos sentábamos toda la familia para cenar, como Micke y los niños hablaban entre ellos. Yo no podía decir ni una palabra. Fue horrible. Sin embargo, yo supe todo el tiempo, que me iba a curar.
-¿Cómo lo sabias?
-Es difícil de explicar. Siempre he tenido mucha fuerza, y una fuerte fe en Dios. Pero es una de las pocas cosas de las que no quiero hablar. Mi fe es privada. Por el contrario, quiero hablar sobre todo lo que puedes superar si te lo propones. En el momento más duro de la enfermedad, a pesar de que nadie creía en mi, lo hice. Sentía que debía. Y ahora estoy aquí sentada.
-Tu fe en Dios, ¿La has tenido toda la vida?
-Si, si, desde que era pequeña e iba a la escuela del domingo. Yo y mi hermana Tina. Teníamos un cura maravilloso en Östra Ljungby. Tengo un recuerdo muy bonito. Todas las canciones que me encantaban. Cuando después murió mi hermana mayor Anna-Lisa… La fe fue una ayuda… Para todos nosotros.
Coge un trocito de bollo, y aclara:
-Pero espero que se entienda que mi familia también ha sido importante. Josefin y Oscar, que siempre están allí apoyando y bromeando sobre como me encuentro. Y Micke… Sin él… Cuando enfermé, él tuvo que encargarse de todo y lo hizo, él fue tan increíblemente fuerte.
Su historia de amor no hubiese sido creíble o una novela o en la letra de una canción. Sólo pasa en la realidad que dos personas se conozcan – fue en Sidney donde ella estaba de gira con Roxette y Mikael Bolyos estaba de viaje – tener un flechazo y tomar una decisión. Él se declaró a las 48 horas. Para ella simplemente fue un feliz «si».
– ¿Qué viste en él?
– Lo más fantástico. Pero sobretodo, él es divertido. Es tan fácil de tratar. Hemos reído muchísimo juntos. Y tenemos la música, significó mucho cuando todo fue peor.
Cuando se conocieron, ella era la estrella mundial dueña de los arenas del mundo, y una chica sola e inquieta cuando se apagaban los aplausos. La que podía llamar a mamá desde todos los rincones del mundo. Pero Marie Fredriksson de Östra Ljungby, no era fácil de entender…
En el libro explica Marie sin rodeos: si no nos hubiésemos encontrado Micke y yo, no sé si hubiese aguantado más con Roxette. Llevaba mal el lado privado de la vida de gira. Me metía en los bares y bebía demasiado. A menudo estaba triste y y llevaba mal con la prensa el hecho de siempre tener que decir las cosas buenas y correctas. Estar continuamente disponible para todos, siempre sonreír y estar contenta. La artista Marie Fredriksson había crecido a lo grande a costa de la Marie privada. Cada vez tenía menos espacio para ser yo. Y cuando era yo, era insegura, pequeña y perdida. Las personas pueden escoger o no explicar sobre su parte más oscura. Pero cuando eres el que hace las preguntas… Hubo momentos en que Helena von Zweigbergk sintió que desviaba cosas que ella realmente quería saber; por respeto a Marie o falta de propia valentía? Ella asiente y sacude la cabeza al mismo tiempo.
– Marie marcaba la pauta. Realmente se ha notado que ella ha buscado la verdad. Aunque ella, al menos al principio, le era difícil expresarse. Su escaso lenguaje dio color al libro. Hizo que quedase con más densidad. Cuando se requiere un poco de esfuerzo para hablar, no te vas por las ramas.
Y el lenguaje; pensando en el debata que surgió cuando resultó que David Lagercrantz no había citado textualmente a Zlatan Ibrahimovič en su libro sobre él. Ha hecho Helena lo mismo?
– En absoluto. Para mi ese debate fue muy raro. Nunca entendí de qué se trató. Está claro que no vas a citar a las personas directamente. Se debe concluir, reforzar, ajustar. Después hemos repasado todo juntas. Ya que Marie ya no puede leer, se lo he leído todo yo. Quizá volver a cambiarlo. Juntas hemos creado la historia que es la suya propia.
Como una tejido corre a través del libro la imagen de colegas y amigos de Marie Fredriksson. Su amor y agradecimiento parece verdadero, pero ¿no había nadie que quisiera o se atreviese a dar un poco la vuelta al espejo? Mostrar otro lado de la amiga y colega? Algo que roce, con lo que uno se pueda irritar? La niña Marie nunca ha dejado del todo de irritar a la gente después de despertar a toda la familia los domingos por la mañana cantando opera delante del espejo.
– Yo también he pensado en ello. Pero si tienes relación con Marie, no puedes dejar de pensar en lo luchadora que es, todo el tiempo. Libre de amargura y de envidia. Todas las personas de su alrededor han escogido decir cosas amables que parece sincero. Como algo que sienten.
Yo no he seleccionado, no…
Para Helena, que los últimos años se ha dedicado más a escribir sus propias novelas, esta colaboración ha implicado mucho más que reunir las palabras y recuerdos de Marie Fredriksson. Ella también ha conseguido una visión interna en la vida de una estrella del pop, un mundo por el que siempre ha tenido curiosidad. Hoy se atreve a afirmar:
– Los músicos no son tan «parlanchines»como nosotros los periodistas y escritores.
-¿Qué quieres decir con parlanchines?
– Que nosotros nos dedicamos a las palabras, palabras, palabras. Es divertido hablar con alguien que se comunica con otras formas de expresión. Como cantar, la música.
En un rato preguntaré qué ha aprendido Marie Fredriksson de Helena von Zweigbergk. Pero Helena empieza:
– Marie me ha dado valor para acercarme a las cosas difíciles. Atreverme a hablar de ello, sin vergüenza. También hay algo en su resumen de la vida, con lo que me identifico. Tipo: la vida no es comprar en el NK. Ella tiene una seriedad que ha sido bueno para mi. Casi nunca es irónica o sarcástica. Nunca intenta parecer inteligente. Para mi ha sido importante, maravilloso, conocer una persona así.
– Ya que ella es tan diferente a las personas con las que tu tienes relación, ¿quieres decir?
– Si, más o menos.
Ahora le pregunto a Marie qué le ha enseñado Helena.
– Es una buena pregunta. Ser más valiente, creo yo.
– Ella ha dicho lo mismo de ti.
– Puede ser porque lo hemos pasado tan durante el proceso del trabajo. Realmente esperó poder seguir viéndonos. Pero sabes qué pensé el otro día? Que ahora que este libro está terminado, quizá debamos escribir uno más. Sobre la vida tal como es ahora.
La vida ahora, para Marie Fredriksson, es tranquilidad en casa. La tranquilidad y el silencio se ha convertido en lo más importante para ella.
– Todo el mundo tiene tanta prisa. Me vuelve loca, no puedo con ello. Quiero disfrutar del día, de la familia. Hay tantas cosas en la vida más importantes que este maldito estrés. Yo no lo entendía antes de que enfermara. Antes del cáncer yo también era de esas personas que están todo el día corriendo de un lado a otro.
Está claro que no todo en la vida es tranquilidad, silencio. Paralelamente corren los planes de futuro de Roxette, después de Navidad les espera Sudáfrica a Marie Fredriksson y Per Gessle. Ella rebosa alegría sentada en el sillón solo de pensar en la gira. Encontrarse con el público, salir con los músicos y Per Gessle a quien conoce desde la adolescencia y Halmstad.
– Soy Géminis, dice ella, como explicación a la dualidad que ella tiene: un lado frágil y un lado fuerte. Tanto gato doméstico como la que le encanta viajar por el mundo. Tomárselo con calma pero también trabajar, trabajar, trabajar.
Si la enfermedad ha cambiado su voz? Si, quizá se haya vuelto un poco más oscura.
– Pero lo hago igual que antes, lucho en las mismas notas que antes, es tan jodidamente divertido. La forma de cantar depende muchísimo de como te sientes, de como estás por dentro. Se nota enseguida si has dormido mal o te encuentras mal psíquicamente.
Hay gente que ha sobrevivido enfermedades duras y después dicen que están más bien agradecidos por lo que ha pasado. Ya que les ha enseñado tanto. Para mi, yo misma paciente de cáncer, siempre ha sonado insoportable, incomprensible. Marie Fredriksson no oculta su dolor por la enfermedad. Qué tragedia debe haber sido. Todos los años que se perdió con los niños. Pero sentada en un sillón azul enfrente de mi, ella también puede hablar sobre todo lo que ha aprendido en aprovechar, apreciar. Como el presente, la serenidad. Seguir las estaciones del año, esperar el primer ruiseñor de la primavera, tomar la fuerza del tilo que crece fuera de la casa. Como ella resume en el libro «prefiero un tilo que Facebook. Por Dios».
– Soy una persona totalmente distinta hoy. Psíquicamente mucho más fuerte. También más alegre, aunque suene raro. A pesar de haber pasado 13 años en el dolor, nunca he abandonado el lado creativo de mi vida. He pintado, compuesto, cantado. En estos momentos anheló pintar. Lo que saldrá no lo sé hasta que me siento allí. Pero he decidido probar con la acuarela. Quizá en negro, azul.
– Así que ha salido tu «libro de inspiración»…
– «Libro de inspiración??!!» Ella se endereza en la silla, mirándome fijamente a los ojos. De repente ella se siente lejos. Y enfadada. Si a mi me ha venido a la cabeza que ella ha escrito un «libro de inspiración», es un error, al infierno.
– Allí hay mucho más que mi enfermedad. Hay mucho sobre la música, la historia de Roxette, como hemos salido fuera a tocar durante estos años. «Libro de inspiración» suena mísero. Nunca me he visto como una víctima, nunca jamás…
Ok, «libro de al infierno» entonces, lanzo yo como alternativa. Inmediatamente se inclina hacia atrás, y reconoce que está bien. En todo caso mucho mejor. De repente, recuerdo la secuencia del libro en que su marido se da cuenta que ella se está recuperando. Es la noche en que ella se molesta con él y le bufa «maldito idiota».
El amor también puede deletrearse.
Como huele, ya hemos podido saberlo, lo cual ella recordó a la princesa Madeleine y Chris O’Neill en la boda en la iglesia del palacio cuando cantó la canción de ella y de Lasse Lindbom «Ännu doftar kärlek».
– Como un pasto de verano, dijo ella al principio. Allí también pueden crecer seguramente las rosas y gardenias de Helena von Zweigbergk, y en la esquina fresas salvajes.
Sí vamos a rellenar con la fragancia de la amistad, quizá baste con la negrura de un libro recién impreso, el recuerdo de lágrimas mezclado con la dulzura de todos los bollos que requirió el proceso del trabajo. Porque ahora de repente hay prisa, Marie tiene que maquillarse para la sesión de fotos.
– Se tarda mucho tiempo, asegura ella alegremente.
Después me doy cuenta que no he tenido tiempo de hablar sobre la muerte. Qué imagen tiene Marie Fredriksson, fuerte en su fe en Dios, de lo que pasa después. Helena tampoco lo sabe. Curioso.
– Imagínate, nunca hablamos de ellos. Estuvimos totalmente enfocadas en la vida.
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